Además del COVID-19, la climatología tampoco ha sido propia del mes de abril. En 2019 tampoco nos trató bien así que parecería que el viento, la lluvia e incluso la nieve, empiezan a ser cosas a esperar en esta época. Pero, por suerte, mi balcón comestible sigue viento en popa 🙂 Tomates, pimientos, lechugas, rabanitos, acelgas, fresas y dos aromáticas: salvia y perejil. ¡Y empiezan a despuntar las judías! Y en el semillero también hay mucho movimiento.
El 19 de abril comencé un experimento del que te hablo aquí. Puse mi primer compostador de botella en uno de mis tiestos de autoriego donde el mes que viene trasplantaré una tomatera. Actualmente, hay una lechuga romana que está empezando a espigar y pronto será sustituida por otro cultivo (probablemente una espinaca).
El 25 de abril he repetido un experimento con las tomateras del que te hablo aquí. Lo hice en 2018, pero la ola de calor, que se cargó la mayor parte de mis cultivos de fruto, me impidió seguirlo hasta el final. Las siembras datan de febrero y el trasplante lo realicé en un día fruto según el calendario biodinámico. A ver qué tal se desarrollan mis tomatitos este año. En semillero cubierto, hay sembrado rúcula, lechuga maravilla, orégano, albahaca, tomillo, manzanilla, pimiento y pepino. En macetitas, hay espinacas y acelgas esperando el trasplante a sitio definitivo.
Así luce mi balcón comestible a finales de Abril de 2020:
Sigo muy contenta con los resultados de las macetas geotextiles. Conservan muy bien la humedad y aunque estén a pleno sol, no se calientan.
¡El mes que viene más y mejor!