En mi entrada del 24 de abril, comentaba que estaba probando un nuevo sistema de autoriego en un pequeño huerto-patio que tengo en otra región española. Lo había venido probando allí con cultivos más exigentes en cuestión de agua y no había funcionado bien, así que este año decidí probarlo con otro tipo de cultivos menos exigentes, como la cebolla.
Así luce ahora, dos meses después de la siembra de los bulbitos de cebolla:




Las acelgas, de autosiembra de un par de plantas que puse hace mucho, dejé subir a flor y el viento esparció las simientes, agradecieron el aporte extra de abono y agua convirtiéndose en plantas inmensas. Las cebollas crecen a buen ritmo sin más aporte de agua que la «transpiración» de las botellas.
De momento, va muy bien. Como comenté en mi primera entrada sobre el tema, queda por ver qué pasará este mes y parte del que viene, hasta que coseche las cebollas. Son meses muy calurosos en la región, así que tengo mucha curiosidad.
¿Qué te parece? ¿Has probado este sistema con cultivos más exigentes y puedes contarme algo al respecto? Venga, cuenta, cuenta 😉 Es un tema que me interesa mucho.