Es primavera, el panorama empieza cubrirse de verde y yo sigo buscando fórmulas sostenibles de dar agua a mis cultivos a través de métodos que funcionen sin mi presencia.
Este sistema lo vengo probando desde hace tres años en un huerto-patio que tengo, con distintos grados de éxito y en algunos casos, también sin ninguno 😉 Las condiciones climáticas son diferentes (mucho calor, humedad alta, pero casi sin precipitaciones), y solo paso ahí parte del año, así que me interesan los métodos de riego de este tipo; económicos y auto-gestionados.
También se lo conoce como riego por transpiración y básicamente consiste en botellas de plástico a las que se les corta previamente el fondo y se sitúan encima de un vaso de plástico con agua, cubriéndolo completamente. Cuando entierras parcialmente el fondo de la botella en la tierra, creas un efecto invernadero, el agua se evapora lentamente y las gotas que empañan el interior de la botella aportan riego al suelo cuando se precipitan.
La vida de la planta junto a la cuál sitúas este rudimentario pero práctico sistema de riego, depende del espacio de que dispongas porque eso condicionará el número/tamaño de botellas que puedas poner a su alrededor. Por ejemplo, en mi caso, que no puedo utilizar bidones de cinco litros (son muy anchos), tres delgadas botellas de litro y medio no fueron suficientes para los tomates ni para los pimientos: crecían, pero no fructificaban. En cambio, una sola suministró agua suficiente para que las acelgas crecieran hermosas.
Este año, decidí probarlo con cebollas, a ver qué tal funciona. Así quedó el cantero después de enterrar los bulbos.

Imagen tomada a finales de marzo de 2016
Y así es como estaba hace unos días:

Imagen tomada el 17 de abril de 2016
¡Así que, de momento, funciona muy bien! ¡Crucemos los dedos! Tengo muchísima curiosidad por saber qué sucederá en pleno verano cuando los bulbos aumenten sus necesidades hídricas y en esa región no caiga una gota de agua de lluvia.
Sigue en antena, que traeré más noticias sobre el tema 😛
Como fue la cosa?
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Pues, de momento, bien aunque llevo casi un mes sin ir. Ya subiré fotos. Gracias por la visita y por el interés 😉
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¡Hola, María! Muchas gracias, me hace mucha ilusión saber que mis entradas te han dado ideas para experimentar ☺️ Sobre el tema del calor y las lombrices… Es todo un tema, la verdad. Mi vermicompostera, como has visto, la tengo dentro de casa (debajo de una mesita de camping donde preparo mis semilleros), así que mis lombrices no se han enterado del verano infernal que hemos tenido. Pero las que tenía en mi experimento de compostación en botellas de plástico lo pasaron mal.
Me refiero a este experimento (que me funciona tan bien, que sigo haciéndolo a día de hoy aunque no haya actualizado el blog por falta de tiempo):
https://balconcomestible.com/2020/06/28/compostar-en-botellas-de-plastico-3/
Incluso llegué a ponerles un cono de riego directamente dentro de la botella, pero el calor era tal que secaba hasta la cerámica del cono, así que no me quedó más remedio que mantener la humedad regando a mano y aún así, algunas pocas lombrices murieron.
Sobre tu consulta: se trataría de sombrear tu vermicompostera todo lo que puedas y comprobar a menudo qué el interior está fresco y húmedo. No te quedará más alternativa que ir probando, María. Estos calores infernales no nos dan otra opción.
¡Gracias por tu visita!
Un abrazo, Patricia.
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