Una botella de refresco de dos litros y una tira de tela de algodón o mecha pueden ser un eficaz sistema de riego alternativo para períodos de vacaciones cuando el balcón comestible se queda sin hortelano.
Comentaba en esta entrada que los conos de arcilla/cerámica funcionan muy bien, pero resultan una opción muy cara cuando son muchos los contenedores a regar y que, por tanto, intentaría «fabricar» un sucedáneo idóneo casero. La idea, además, era conseguir mantener las necesidades hídricas de la planta durante 15 ó 20 días.
Te presento una solución casera para unas vacaciones tranquilas sin sufrir porque tu balcón comestible pase sed 😉
Una tira de dos centímetros de ancho y unos cuarenta o cincuenta de largo (dependiendo de la profundidad del contenedor que quieras regar) que pasa a través de un agujero efectuado en la tapa de la botella. Más fácil imposible. Genial, ¿a que sí?
A tener en cuenta:
- La tira debe ser de algún tejido de algodón y tiene que llegar hasta el fondo de la botella para que pueda continuar absorbiendo agua a medida que ésta se va vaciando.
- Practicar un agujero en la tierra, lo más cerca posible de las raíces (¡sin dañarlas!) y enterrar el otro extremo de la tira o mecha.
- Regar, empapando bien la tierra.
Mis observaciones:
- Añadiendo una botella con este sistema casero a la que ya tenía (con el cono de arcilla) -en total 4 litros de agua– el cultivo se mantuvo regado durante quince días y todavía quedaba agua en una de las botellas para un par de días más.
- Es muy importante poner un buen acolchado sobre la superficie del tiesto porque para que el sistema funcione adecuadamente es necesario evitar que se seque el sustrato.
- Pienso que una mecha funcionaría incluso mejor que la tira de tela porque en épocas de mucho calor las partes que no están en contacto con la tierra o dentro de la botella tenderían a secarse, evaporando el agua antes de que esta llegara a la raíz. Probaré con otro tipo de «hilo conductor», a ver qué tal.
Aquí la ves en acción: enterrada cabeza abajo está la botella con el cono de arcilla y de pie, junto al tiesto, mi sucedáneo casero de riego por capilaridad 😉
Así que, después de las semanas de guerra sin cuartel contra el pulgón negro, la araña roja y la panda de amigos que se trajeron para no sentirse solos, léase mildiu, oidio y mosaico, no sabes las ganas que tengo de escribir estas dos palabras:
¡EXPERIMENTO EXITOSO!