Experimento 2. Riego por capilaridad. Añadiendo botellas…

Una botella de refresco de dos litros y una tira de tela de algodón o mecha pueden ser un eficaz sistema de riego alternativo para períodos de vacaciones cuando el balcón comestible se queda sin hortelano.

Comentaba en esta entrada que los conos de arcilla/cerámica funcionan muy bien, pero resultan una opción muy cara cuando son muchos los contenedores a regar y que, por tanto, intentaría «fabricar» un sucedáneo idóneo casero.  La idea, además, era conseguir mantener las necesidades hídricas de la planta durante  15 ó 20 días.

Te presento una solución casera para unas vacaciones tranquilas sin sufrir porque tu balcón comestible pase sed 😉

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Una tira de dos centímetros de ancho y unos cuarenta o cincuenta de largo (dependiendo de la profundidad del contenedor que quieras regar) que pasa a través de un agujero efectuado en la tapa de la botella. Más fácil imposible. Genial, ¿a que sí?

A tener en cuenta:

  1. La tira debe ser de algún tejido de algodón y tiene que llegar hasta el fondo de la botella para que pueda continuar absorbiendo agua a medida que ésta se va vaciando.
  2. Practicar un agujero en la tierra, lo más cerca posible de las raíces (¡sin dañarlas!) y enterrar el otro extremo de la tira o mecha.
  3. Regar, empapando bien la tierra.

Mis observaciones:

  1. Añadiendo una botella con este sistema casero a la que ya tenía (con el cono de arcilla) -en total 4 litros de agua–  el cultivo se mantuvo regado durante quince días y todavía quedaba agua en una de las botellas para un par de días más.
  2. Es muy importante poner un buen acolchado sobre la superficie del tiesto porque para que el sistema funcione adecuadamente es necesario evitar que se seque el sustrato.
  3. Pienso que una mecha funcionaría incluso mejor que la tira de tela porque en épocas de mucho calor las partes que no están en contacto con la tierra o dentro de la botella tenderían a secarse, evaporando el agua antes de que esta llegara a la raíz. Probaré con otro tipo de «hilo conductor», a ver qué tal.

Aquí la ves en acción: enterrada cabeza abajo está la botella con el cono de arcilla y de pie, junto al tiesto, mi sucedáneo casero de riego por capilaridad 😉

Así que, después de las semanas de guerra sin cuartel contra el pulgón negro, la araña roja y la panda de amigos que se trajeron para no sentirse solos, léase mildiu, oidio y mosaico, no sabes las ganas que tengo de escribir estas dos palabras:

¡EXPERIMENTO EXITOSO!

 

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