Experimento 2. Riego por capilaridad.

Con todas las cosas que hay que hacer en un huerto y todos los imprevistos que se pueden presentar, parece increíble que una cuestión tan aparentemente simple como es dar de beber a las plantitas pueda convertirse un quebradero de cabeza en períodos de ausencia del hortelano. Y, sin embargo, así es.

Te empleas a fondo desde el inicio de la primavera y consigues tener un huerto de postal. Luego, te vas de vacaciones unos días en verano y cuando vuelves, encuentras un cementerio de hortalizas. Frente a la cantidad ingente de páginas de internet y libros dedicados a jardinería y horticultura, cuando se trata del riego las respuestas son ambiguas y todo se reduce al ensayo y error.

Así pues… Ensayemos 😉

Algunas cuestiones sobre el riego.

Antes de empezar con el experimento propiamente dicho, voy a hacer una pequeña introducción acerca de qué es lo que busco conseguir y de qué manera me propongo hacerlo.

En huerto de tierra instalaría un sistema de riego por goteo conectado a un tanque recargable. No está exento de «disgustos» (cuando algún gotero o tapón de cierre se sale), pero es una forma organizada y controlable de suministrar agua a los cultivos. Tuve la suerte de vivir unos años en el campo y cultivar mi propio huerto, y aunque la instalación de este sistema fue tediosa y me dejó las manos destrozadas, cumplió su cometido con eficacia. Pero cuando se trata de un balcón o una pequeña terraza la cosa cambia. Instalar un tanque recargable reduciría el espacio disponible (y lo «afearía») y, la verdad, no me plantearía conectar el sistema de riego por goteo  directamente a un grifo de la red porque  si hubiera cualquier avería cuando estoy de vacaciones, el problema podría ser serio.

Por otro lado, dependiendo de la cantidad y disposición dentro del balcón de las macetas de cultivo, un sistema de riego demasiado estructurado (como suele serlo el de goteo) limita la movilidad de las macetas y la improvisación, a veces inevitable cuando trabajas en un espacio reducido del que intentas sacar el máximo rendimiento.

Otra cuestión fundamental a tener en cuenta es que cultivar un huerto urbano presupone que la intervención del horticultor es imprescindible para mantener el sustento de la planta del principio al fin del cultivo; el desarrollo de las raíces está limitado a la maceta, no hay regeneración del suelo por lo que es necesario el aporte de nutrientes con regularidad, la hortaliza en cuestión es totalmente dependiente en el aporte de agua e incluso, en muchos casos, también la polinización ha de ser manual. Crece en condiciones muy especiales, y por lo tanto, sus necesidades también lo son.  Así las cosas, el sistema de riego que me  parece más eficaz es aquel que permite que sea el cultivo el que determine cuándo y cuánto «beber».

Y en eso consiste mi…

Experimento 2:  Riego por capilaridad(1).

Objetivo: 1) Probar los conos de arcilla «Blumat»(2) para riego de hortalizas exigentes y 2) Determinar el suministro necesario para asegurar el autoriego durante un período de 15 a 20 días.

Inicio: 31/5/2015

Suministro de agua: 1 cono con adaptador universal conectado a 1 botella con 2 litros de agua.

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Plantas de calabacín. Riego con cono de cerámica. 31/5/15

Así estaban los cultivos seis días más tarde…

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Plantas de calabacín. Autoriego. 6/6/15

Resultado: con sol solo por la tarde pero condiciones ambientales calurosas, el contenido de la botella (2 lts) duró 6 días. En teoría, añadiendo otras dos botellas de 2 litros, se cubrirían las necesidades hídricas de la planta durante 15 / 18 días. Por supuesto, habrá que verlo en la práctica. Sin embargo:

  1. Dudo que pudiera colocar otras dos botellas de plástico de 2 litros en el tiesto  y  que éstas se mantuvieran enterradas cabeza abajo con seguridad (sin riesgo de que se cayeran). El cultivo de calabacín es muy frondoso.
  2. El sistema Blumat es efectivo, pero caro. Cada uno de los adaptadores de autoriego XL para botellas de gran capacidad costó € 7,45.  Es asumible si tienes un  par de tiestos, pero actualmente, mi huerto balcón se compone de 38 macetas de las cuales 26 no tienen autoriego, así que echa cuentas…
  3. Cuestiones económicas al margen, un objetivo fundamental de mi balcón comestible es la sostenibilidad (y la aplicación del principio de las 3R) en cada iniciativa.  Así que ¡hay que aguzar el ingenio!

¿Cuál es el plan, entonces? Pues… fabricar un sucedáneo que sea a) económico y b) efectivo.

Y ese será el tema de mi próxima entrada 😉

(1) La capilaridad es una propiedad física del agua por la que ella puede avanzar a través de un canal minúsculo (desde unos milímetros hasta micras de tamaño) siempre y cuando el agua se encuentre en contacto con ambas paredes de este canal y estas paredes se encuentren suficientemente juntas. Así es como la técnica del riego por capilaridad se hace posible. Todo comienza con el tubo a través del cual suministramos el riego, que puede ser de menor o mayor anchura. Y termina en los diminutos “pelos” que nacen de las raíces de las plantas, que igualmente son capaces de canalizar el agua y absorberla hacia la planta, gracias, de nuevo, al principio de la capilaridad.

(2) Conos de arcilla «Blumat»: son conos insertados en un adaptador plástico universal que entra a presión en el cuello de cualquier botella de plástico. Cuando llenas la botella de agua y entierras el cono en la tierra, cerca del tallo de la planta, ésta absorbe el agua que necesita por capilaridad.

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